Tekios conversó con Giacomán sobre la creación de la fintech mexicana y de su explosivo crecimiento, justo cuando prepara su desembarco en Brasil.
Gerry Giacomán siempre pensó que la oportunidad de impactar a la sociedad la iba a encontrar desde el sector público. Por eso decidió estudiar políticas públicas en Yale, tras ser un estudiante sobresaliente, toda su vida, en su natal Monterrey.
Sin embargo, Nueva York y el momento histórico le mostrarían el mundo de las startups y, como explica Giacomán, que había otras maneras de impactar más cercanas con el sello emprendedor de su familia.
Hace diez años, luego de una temporada como consultor en Bain & Company, Gerry Giacomán inició su vida startupera. Primero como operador y después como emprendedor. «En ese primer momento fue como abrir los ojos y visualizar el futuro; tener la posibilidad de poder traer eso al presente», sentencia Giacomán, en conversación con Tekios.
Ese abreboca movilizador lo llevó a estudiar un MBA en Stanford y a formarse en diferentes startups del área de San Francisco, similar a lo que parece ser el guión que han seguido los emprendedores latinoamericanos más exitosos. Allí se convirtió en Head of Growth de Siftery, le tocó liderar la venta a G2.com, y empezar a madurar una idea, Clara, la fintech mexicana de la que muchos hablan.
Posteriormente, Gerry Giacomán fundó la startup Uva Scooters, que vendió a Grin Scooters. Eran otros tiempos, más complejos e inseguros, así que tuvo que viajar a Chile para conseguir US$40.000 con Startup-Chile, una de las pocas posibilidades de conseguir fondos para emprendimientos en América Latina a inicios de la década pasada. «Era pelear por sobrevivir otro día y seguir andando», rememora Giacomán.
En Grin Scooters lideró la expansión a siete países, una experiencia determinante para su formación, confiesa el CEO de Clara, a pesar de que el futuro de ese emprendimiento y de Grow, la empresa que la compró, sea incierto. Gerry Giacomán lo ve así porque, sin ese recorrido, no estaría preparado para este momento, cuando Clara, la fintech enfocada en tarjetas de crédito corporativas que fundó con su socio Diego García, sorprende por su aceleradísimo crecimiento.
Con pocos meses de vida, Clara consiguió más de US$35 millones en una ronda de inversión serie A, un movimiento atípico para una fintech de la región. Una ‘espalda’ que llega en el mejor momento, cuando la compañía prepara su entrada a Brasil, antes de expandirse al resto de Latinoamérica. No debería sorprender que pronto anuncie una serie B.
Entre los clientes de Clara están Kavak, Ebanx, Cornershop, Casai, Jüsto, es decir, muchos de los unicornios y startups más interesantes de la región. Y Giacomán es uno de los testigos, en primera línea, del desarrollo del ecosistema de emprendimiento en América Latina, que incluye también a su hermana, la fundadora y CEO de Vinco, una edtech que empieza a despegar; y a su esposo, el fundador y CEO de Casai, una compañía de hospitalidad que ha recibido la mayor serie A en México: US$48 millones.

DE LA MICROMOVILIDAD A CLARA
–¿Qué fue lo que más te ayudó de tu largo recorrido como emprendedor para la creación de Clara?
-Mi trabajo en Siftery y la creación de la compañía de micromovilidad compartida, que fundamos con un amigo que trabajaba de ingeniero en Uber. En ese recorrido aprendí a identificar necesidades y a crear sobre bases muy sólidas.
En Clara, por ejemplo, nos tomamos nueve meses de puro desarrollo, de puro trabajo, antes de liberar. Como resultado de eso, ahora operamos con nuestra propia licencia de emisión de tarjetas otorgada por Mastercard y sin la necesidad de una tercera parte o de algún banco patrocinador. Podemos garantizar la estabilidad del servicio y acelerar el ritmo al que estamos innovando.
–¿De dónde surgió la idea de hacer Clara?
-Por lo que habíamos vivido en esa última compañía. Al crecer de una manera tan ágil nos dimos cuenta que no teníamos las herramientas para empatar ese crecimiento con una buena gestión de las finanzas de la empresa, principalmente por la falta de herramientas que estuvieran a la altura.
Vimos cómo esto le pegó al desempeño y a la capacidad de ejecución, y finalmente, al resultado de la empresa. Entonces, hablamos con amigos, emprendedores y ejecutivos. Vimos que para todos era un problema, que había una necesidad similar en todos los países latinoamericanos. Nuestra misión, desde entonces, es ayudar a que todas las empresas que trabajan con nosotros sean más exitosas, y a través de eso, que tengan un mayor impacto.
–En retrospectiva, ¿encontraste en Clara esa motivación que antes te despertaba el sector público en tu adolescencia?
-Sí, totalmente. Descubrí que las startups pueden ser un vehículo para impactar positivamente a la sociedad, traer el futuro hacia el presente y ayudar a mejorar la vida de las personas.
En el caso de Clara, se trata del impacto que tenemos en las empresas que trabajan con nosotros; ayudamos a que sean más competitivas, que puedan dar más y mejores trabajos en un contexto donde ahora todas las empresas compiten globalmente.
–Danos un ejemplo de eso que están haciendo.
-Lo que hacemos para la gestión de recibos o de facturas. El cliente puede conectar su cuenta de SAT (Servicio de Administración Tributaria en México) y nosotros hacemos una vinculación automática de todas las facturas generadas con el gasto correspondiente. Ya no es necesario perseguir la factura, descargarla, volverla a cargar. Todo eso sucede de una manera automática; esa es nuestra experiencia mágica. Lo que puede ser un proceso muy tedioso y repetitivo que involucra a muchas personas, se convierte en una tarea muy ágil y eficiente.
Esto no es posible en países donde no existe este sistema de facturación centralizada, pero se puede hacer en México, Colombia, Chile, y en otros países de la región.
EL FUTURO NO ES SER UN NEOBANCO
–Es atípico para una fintech entrar a Brasil antes de expandirse al resto de América Latina. ¿Por qué Clara decidió tomar este camino?
-Es una combinación de dos factores: una necesidad no cubierta, porque no hay soluciones robustas como Clara, y la dimensión del mercado brasileño.
Nuestra identidad es latinoamericana y somos una empresa que nació en medio de la pandemia y nació en internet. Por eso tenemos que estar en todos los países, sobre todo en las economías más grandes de la región. Vamos a seguir sumando otros países, pero empezando no por lo fácil, sino por donde esté la necesidad más grande.
Tanto Diego como yo hemos trabajado mucho tiempo en Brasil y vimos que existe esa oportunidad tan grande, porque además ya tenemos muchos clientes que operan allí. Empresas como Jüsto, Ebanx, Kavak. Queremos ser una empresa latinoamericana que entienda las necesidades de todas las empresas más importantes de la región y sobre esa base crecer.
–Parece que se están convirtiendo en la tarjeta corporativa de los unicornios latinoamericanos o por lo menos de las startups.
-Esperamos terminar el año trabajando con unas 2 mil empresas. Muchos de los clientes iniciales han sido empresas de muy rápido crecimiento, pero casi tres cuartas partes o más de nuestros clientes son empresas que no necesariamente son startups. Son empresas familiares, medianas a corporativos grandes. Incluso en México trabajamos con un banco como cliente que usa las tarjetas corporativas de Clara al interior.
–Complicado ajustarse a las regulaciones locales de los diferentes países, como lo pretenden hacer.
-Conforme vamos creciendo a otros países, tenemos un equipo legal y regulatorio. Nos apoyamos con algunas de las mejores mentes en estos temas, en los diferentes países. Además, al crear la mejor solución nos tenemos que asegurar que el servicio cumpla con toda las normativas.
–35 millones de dólares en una serie A, en menos de un año. ¿Esperaban este crecimiento en tan poco tiempo?
-Sí, esperábamos un crecimiento acelerado porque sabíamos que había una necesidad grande ahí afuera. No es como lanzar algo al mercado y a ver qué sucede. Pasamos nueve meses de desarrollo antes de salir, y estamos viendo que nuestros escenarios más optimistas se están volviendo realidad, no solo por la cantidad y calidad de clientes, también por el nivel de los inversionistas que hemos alcanzado a sumar.
En la ronda serie A sumamos a los dos mejores fondos de venture capital de la región, Monashees y Kaszek, que están detrás de los éxitos más grandes en la región, y fue liderada por DST global, que en la región ha invertido en empresas como Kavak, Nubank y Rappi. Típicamente, DST ha hecho este tipo de inversiones solo en etapas más adelantadas. Entonces, todo esto sido muy gratificante y también lo vemos como una gran responsabilidad.
–Pareciera que el sueño de toda fintech, de muy alto crecimiento en la región, fuera convertirse en un neobanco. ¿Es el caso de Clara?
-No como un neobanco. No vemos así el futuro. Vemos en los bancos a unos aliados potenciales. Uno de ellos, como había mencionado anteriormente, es usuario de Clara y hay varios con los que estamos hablando para diferentes tipos de alianza.
Estamos muy enfocados en la solución: ayudar a la empresas a gestionar todos sus pagos en una plataforma unificada. Y sobre eso extender capital de trabajo, capital de corto plazo.
LA TIENEN CLARA
–Regresemos a esa motivación juvenil. ¿Cómo crees que aporta Clara a la sociedad?
-El impacto de Clara empieza desde la accesibilidad, porque es un producto más fácil de obtener. Tenemos clientes que nunca han tenido una tarjeta corporativa. A algunos les da miedo hacer el cambio. En Clara el registro es totalmente en línea; la captura de documentos, revisión de identidad, incluso la firma del mismo, todo, se hace de manera remota y el mismo día. No es un tema de solo tener una solución de pago, sino toda esta tecnología detrás para que la empresa pueda gestionarla de la mejor manera, combinando buena gestión con agilidad y que de esta manera pueda empoderar a su equipo.
En Clara les ayudamos a tener mejor visibilidad, control y también a ahorrar bastante tiempo en procesos que antes podían tomar mucho trabajo manual. Y por último, sobre esa base, construimos también una solución de financiamiento de corto plazo que sabemos que para muchas empresas es difícil de obtener, pero no por ello menos importante, sobre todo en estos tiempos de recuperación de muchas empresas que están reiniciando actividades y que buscan no tener que depender solamente de un flujo inmediato para poder hacer algunas inversiones de manera anticipada o financiar sus operaciones.
–¿El discurso del impacto social de las compañías fintech es genuino?
-Sí, yo sí lo creo. Aunque ese impacto a veces solo se entiende cuando llega a la base de la pirámide. Ciertamente es un sector muy desatendido y hay muchas necesidades ahí, pero también es importante atender al espectro completo.
Sobre el caso de Clara, nos enfocamos en servir a las empresas. Es a través de estas que se pueden crear más y mejores empleos. Nosotros podemos ayudar a que esas empresas gestionen sus recursos de la mejor manera y si podemos ayudar a que eso lo hagan de una manera más efectiva y con mayor agilidad, tendrán un impacto multiplicador en toda la economía.
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[…] Gerry Giacomán Colyer, CEO y cofundador de Clara, afirmó que «estamos muy emocionados de que el mismo año en que iniciamos operaciones en México, podamos hacer oficial nuestra llegada a Brasil. Desde el inicio de Clara, nuestro objetivo ha sido ofrecer la mejor solución de gestión de gasto empresarial basada en una infraestructura sólida, apegada a las regulaciones locales, para de esta manera contribuir al crecimiento y competitividad de todas las empresas en Latinoamérica». […]