Por Mónica Martínez Montes, directora de Innovación de Vector Casa de Bolsa.
Desde 2020, Mèxico y América Latina están viviendo un florecimiento en emprendimientos, algo que también podríamos llamar «la fiebre de los unicornios”.
En nuestro país, 7 empresas ya lograron alcanzar la categoría y muchas otras sueñan con entrar en este Olimpo, para estar entre los dioses.
Estos últimos 4 años, sin duda, han sido un momento dorado para varios emprendedores de la región, gracias al cual la región ya cuenta con su Club de los 36, algo inaudito en la historia del emprendimiento latinoamericano, según los expertos, una ventana de oportunidad, sin embargo, que se podría cerrar en los próximos 2 años.
Pero, ¿qué es un unicornio? Son startups tecnológicas que comparten las siguientes características: ninguna supera la edad de 10 años desde su constitución, todas son disruptivas, demostraron un crecimiento rápido y lograron el capital privado suficiente para alcanzar una valoración de US$1.000 millones, para poder seguir expandiéndose a más mercados.
Ante esto, muchos emprendedores se preguntan: ¿cuál es la receta para lograr esa valoración y atraer el capital necesario para convertirse en un unicornio?
Otros miran con cierta desconfianza este fenómeno, sospechando que pueda ser una burbuja, como en los años 2000 con las dotcom, donde las valoraciones no eran proporcionales con los estados financieros de las empresas tecnológicas. No obstante, como diría cualquier chef reconocido, con estrellas Michellin, «no es una cuestión de receta, sino más bien de ingredientes», además de algo de inspiración y de mucho sudor, como todo en innovación.
Lo que buscan los grandes fondos en una startup, para tocarla con su varita mágica e invertir en ella y convertirla en un unicornio son las 4 T: Team, Tecnología, Track-Record y Timing.
Haciendo un símil con un automóvil, los fondos ven la tecnología como el volante del coche que te lleva a un destino más ambicioso, por ello, lo primero que analizan es si el equipo (Team) conoce cómo funciona esa tecnología y sabe dirigirla hacia un mercado más grande para escalar su negocio. Es muy diferente liderar un negocio digital de uno tradicional. Son animales distintos. Es como domar a un tigre o a un caballo. En el fondo, es domar, pero con habilidades, técnicas, herramientas y talento diferentes.
En segundo lugar, analizan la propia tecnología de la startup: el motor del coche. ¿Puede correr a 500Km/h o solo a 100Km/h? ¿Cuán lejos puede llevar a la empresa? Por eso las startups deben invertir en tecnología y en talento. Son sus principales materias primas, además de la pasión y resiliencia para alcanzar sus objetivos.
En tercer lugar, los fondos internacionales analizan el recorrido de esa startup (Track-Record). Si han logrado superar las primeras rondas de inversión, quiénes son sus accionistas, cómo es su consejo y, principalmente, si han logrado crecer mucho (y digo mucho) en usuarios activos y en clientes en poco tiempo. Tener un buen equipo y una buena base tecnológica, sin un crecimiento rápido, es señal de que el equipo no ha sabido llevar al coche a destinos lejanos.
Por último, y no menos importante, es el timing, el momentum: ¿es un buen momento para invertir en este mercado, en este país, en esta empresa? ¿La regulación vigente permite crecer? ¿Cómo está el mercado competitivo en este sector, en este momento y sus tendencias?
Por lo tanto, si tu startup tiene estos 4 ingredientes y cuenta un buen chef, está más cerca de la receta del unicornio. En tiempos de disrupción, la rapidez en escalar tu negocio es el nombre del plato fuerte. Lo demás, son botanas y postres.
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