22/03/2022

Emilio de la Jara, CEO de Capta Hydro: «Si la crisis hídrica es un tsunami, nosotros estamos haciendo las tablas para surfear esta crisis climática»

Tekios conversó con uno de los fundadores de la startup chilena, un proyecto que se inicia en 2015, en la capital chilena, con el objetivo de desarrollar tecnologías innovadoras para el uso eficiente de los recursos hídricos. Hoy Capta Hydro ayudar a que comunidades, empresas y países puedan lograr un desarrollo sustentable ante los crecientes desafíos que imponen la menor disponibilidad y mayor demanda del agua.
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Tekios conversó con uno de los fundadores de la startup chilena, un proyecto que se inicia en 2015, en la capital chilena, con el objetivo de desarrollar tecnologías innovadoras para el uso eficiente de los recursos hídricos. Hoy Capta Hydro ayudar a que comunidades, empresas y países puedan lograr un desarrollo sustentable ante los crecientes desafíos que imponen la menor disponibilidad y mayor demanda del agua.

-¿Cómo se inicia esta arriesgada aventura de Capta Hydro, arriesgada porque ingresar al campo de la protección del agua, en términos gruesos, es meterse en un terreno complejo?

-El cuento corto o el cuento largo.

-El cuento mediano.

-Súper simple. Yo soy emprendedor desde que estoy en la universidad. Originalmentes soy del sur, y salí del colegio y estuve ligado al tema del campo y del agua toda mi vida. Estudié ingeniería en la Universidad Católica, me especialicé en mecánica e hice el Máster en ciencias, específicamente en mecánica de fluidos. Trabajé varios años en el Dictuc, en el área de energías sustentables. Fue ahí cuando me independicé. Trabajé en un intercambio con investigadores del MIT sobre la captación de agua de niebla, y así partió mi relación más de lleno con el tema del agua.

Después seguí trabajando siempre con temas relacionados a mecánica de fluidos, energía del agua, que derivaron en una idea de generar energía de las olas. Traté de encontrar fondos y me asocié con un compañero de universidad, Gastón Dussaillant. Nos ganamos un par de fondos, empezamos a avanzar, e incluimos a uno de mis practicantes estrella y ahora socio, Benjamín Lagos. Todo eso se transformó en lo que es hoy día Capta Hydro.

-Pero Capta Hydro se aboca, finalmente, a los canales.

-Inicialmente partimos haciendo turbinas para los canales de riego, pero nadie estaba ni ahí con la energía. Lo que nos decían de inmediato era ‘oye, da lo mismo la energía, quiero que me digas cuánta agua va pasando por la turbina’. Así que desarrollamos una cajita que se ancla a la obra civil y de esa manera hicimos más barato y más preciso la revisión… Ahí partimos con Capta Hydra a fondo, nos dedicamos a fin de cuentas al desarrollo de tecnología, tanto de hardware como software, para mejorar la introducción del agua.

-En 2015, pudiste haberte ido a Estados Unidos a realizar un doctorado, sin embargo, te quedas por el proyecto.

-Sí.

-Toda una apuesta. ¿Cuál era el estado de la crisis hídrica en el país, cuáles eran las soluciones que sonaban? Y con eso al frente, ¿a quiénes concibieron ustedes como público objetivo?

-Interesante tu pregunta, porque yo me quedé aquí para hacer el proyecto de las turbinas, pero cuando hacemos este cambio de las turbinas hacia la medición del agua, teníamos en esa época unas estaciones gigantes, realmente grandes. Una caja, con reja, con candado y todo eso; más una obra civil donde tienes que meter retroexcavadora… Así que llegamos a la conclusión de que no tenía lógica gastarse esa millonada de plata, que es en lo que se sigue gastando la Dirección General de Aguas, en un estándar del año 80. Eso fue lo que vinimos a cuestionar. Dijimos: ‘ok, vamos a mejorar el estándar, vamos a hacer todo mucho más pequeño, más preciso, más económico y más funcional’. Adicional a eso dijimos: ‘ok, si tenemos que controlar el caudal no tiene sentido traer una compuerta de Europa, Australia, Estados Unidos o donde sea. Con tecnología nuestra podemos venir a resolver muchos problemas de robustez, de automatización.

-Tecnología Made in Chile.

-Sí, y hoy en día estamos juntando la automatización de las compuertas que extraen el agua de los ríos con la telemetría, para que a través de un software todo funcione en conjunto para hacer distribución más automatizada, más transparente y más justa de la poca agua que nos va quedando.

Nosotros transformamos algo que era muy caro de implementar, a algo muy rápido de implementar y que hoy incluso posee hasta una aplicación que va registrando en el smartphone la información.

-¿Cómo alimentan la aplicación? ¿Usos datos públicos?

-Integramos datos de la Dirección General de Aguas. Por ejemplo, para darte un ejemplo súper tangible, trabajamos con la junta de vigilancia del río Mapocho. No sé si mucha gente sabe, pero hay una mina de Anglo American en la parte más alta de la cuenca; están los centros de esquí, después hay otros canales que reparten para la agricultura, electricidad, agua potable, etc. Bueno, nosotros integramos datos de la minera, de los datos que estamos captando en la cordillera de los centros de esquí, de los regantes de uno de los valles interiores del Mapocho y también de Aguas Cordillera, que es Aguas Andinas.

-¿Y qué permite ese caudal de información?

-Por primera vez en la vida pudieron tener un sistema que no sólo mide la distribución, sino que puede medirla acorde a derecho y dar una serie de alertas que avisan en caso de que haya algún problema, como una crecida o una irregularidad. Ahora se detecta así de simple. Te llega a tu celular la dirección del problema. Eso antes era prácticamente imposible por costos y por tipo de implementaciones; era la parte imposible.

Los miembros de la startup chilena Capta Hydro.

SALVAVIDAS PARA UN TSUNAMI

-Hoy hay un aumento de temperatura considerable, han disminuido las precipitaciones, se achican glaciares, etc. Todos factores que amenazan la seguridad hídrica del país. No por nada desde la última década Chile ha estado sufriendo la peor sequía de su historia. ¿Se sienten en un emprendimiento tecnológico que, caricaturizándolo, es como estar vendiendo salvavidas frente al tsunami, al Armagedón que se viene?

-Hay un dicho viejo que dice que «para el martillo cualquier cosa se ve como un clavo». La verdad es que nosotros, desde nuestro expertís más del ámbito tecnológico, creemos que en el fondo si tú tienes un balde lleno de hoyos y lo estás llenando de agua, en realidad lo estás llenando con todos los recursos hídricos que vienen de los glaciares, de las lluvias, de todas las cuencas que nos están alimentando hacia los ríos y hacia los acuíferos. Otra forma de mirar es esta: si tienes un balde donde no sabes dónde está el hoyo, dónde tienes que parchar, dónde reparar, y tienes un sistema que tiene que repartirse con cierta proporcionalidad para que sea justo, ¿cómo haces para determinar cuánto se va para cada uno?

Si la crisis hídrica es un tsunami, nosotros estamos haciendo las tablas para surfear esta crisis climática. Pero para eso debemos dejar de hablar de sequía. Ya no es un año seco, sino una condición estructural de nuestras cuencas. Chile es uno de los países que tiene más cuencas en el mundo y tiene una realidad impresionante al frente: las cuencas del norte, por el invierno boliviano, van a tener más inundaciones; la zona centro se va a secar; la zona sur se va a parecer más a la zona centro en 10 años. Esto lo dice la ciencia, no es una opinión.

-¿Le cuesta al país hablar de crísis y recurre a eufemismos como el de la sequía?

-Nosotros sentimos que como sociedad, en general, hemos pateado el problema y ahora estamos a última hora tratando de resolverlo. Por eso es que nos hemos propuesto en Capta Hydro transparentar el sistema. Por suerte nos ha ido súper bien acá en Chile y en México con esta manera de enfrentar el problema. Por eso estamos entrando en California, donde uno pudiera pensar que las cosas son diferentes, ya que siempre vemos a Estados Unidos como el estándar de lo que sea que se haga, sin embargo, les ha hecho mucho sentido lo que estamos proponiendo: venimos a simplificar lo que se hacía antiguamente, porque ahora basta con tener un smartphone. Una cosa pequeña, útil, fácil que cualquiera puede ocupar; ese es el concepto.

-El Banco Mundial habla incluso de que se requiere con mucha urgencia construir una especie de agenda del agua y que tiene mucho sentido para Chile, porque el agua es un elemento muy clave en todas las actividades productivas estratégicas para el país. Como las que se relacionan con este rótulo del país agroexportador, la nación alimentaria que quiere seguir el camino de Nueva Zelanda. ¿Crees que falta ir hacia allá? ¿Tomar la posta y decir «generemos esa agenda del agua»?

-Absolutamente. Todos los que estamos relacionados al mundo del agua nos juntamos; somos gente de distintas visiones, distintas posiciones políticas; desde gente del ámbito medioambiental, otros de la vigilancia, analistas, ingenieros hidráulicos, hidrólogos, etc. Pero a pesar de esa diversidad, si hay algo en que hay consenso a nivel mundial es que, primero, los problemas del agua siempre son un problema local, y un problema local a nivel de sistemas de la cuenca. En Chile, tenemos 101 cuencas y cada una tiene su particularidad. Cuando hablamos, por ejemplo, de soluciones de desalación u otra, hay que ver dónde y para qué. Esa es la clave.

Un ejemplo virtuoso fue lo que hizo la última junta de vigilancia que se estableció en Chile, en Biobío, que tuvo mucha cooperación de la Universidad de Concepción y donde hubo mucho consenso en la necesidad de preguntarle a toda la gente, a todos los actores relevantes; del mundo sanitario, hidroeléctrico, industrial, agroindustrial, con el objetivo de tomar decisiones racionales en torno a la distribución del agua en la cuenca. Por eso lo que tú me dices de hacer un plan es algo fundacional y básico. Tú puedes ver el avance de la desertificación en Chile, del norte al sur, por la que los crianceros del norte están desapareciendo, porque no hay pasto en la cordillera. Los climatólogos dicen que de aquí a 10 años todo el clima en Chile va a correr alrededor de 200 kilómetros hacia el sur. Lo que es hoy día Curicó va a ser Los Ángeles, casi Temuco. Entonces, es urgente anticiparnos. La población crece, la necesidad de alimento crece, por ende, la necesidad de riego para la agricultura también crece. ¿Cómo lo hacemos? ¿Cómo tomamos decisiones en la cuenca?

-Sin ese plan nacional del que hablas, por cuenca, surgen soluciones que quizás sean efectistas y no efectivas, una suerte de espejismo. En algún momento se habló de una «carretera hídrica»; hoy se habla de la desalinización o desalación de las plantas, no sólo para la minería, apelando al modelo israelí. Me gustaría saber tu opinión particularmente de esas dos soluciones: la carretera y la masificación de estas plantas de desalación.

-Mira, cito a la bibliografía científica; no quiero inventar nada, sino repetir un poco ciertos temas que es importante poner sobre la mesa. Con respecto a las carreteras hídricas, estas existen y un gran ejemplo es California, donde todas las cuencas del norte de California tenían carreteras hídricas hacia la zona sur, donde tenían zonas más irrigadas. Pero hoy en día, por la relevancia del cambio climático, están entrando en conflicto por cuánta agua van a mandar al sur, porque están requiriendo más agua del norte. Esto lo menciono porque muchas veces tiene eun problema y no consideras los cambios a 5 o 10 años. Existe el riesgo de que se hagan estas carreteras hídricas y que eventualmente queden obsoletas.

Dos, es importante medir, y también para la desalación, el costo del metro cúbico. El costo del metro cúbico es algo importante para los grandes volúmenes de agua, donde la agricultura se sostiene bajo cierta cantidad de dólares por metro cúbico, que está dentro de un rango, lo que tiene muy estudiado la FAO. En concreto, son muy pocos los cultivos que te aguantan el costo de una desaladora.

Tercero, está el tema de los volúmenes. La desalación tiene desventajas… Hay investigaciones en humedales, en el río Laja, que arrojaron que con la disminución del aporte del PH de la química del agua que le aportaba el Laja y dado que le bajaron los caudales para mandarlos a la otra cuenca se cambió el balance biológico y químico del agua. Puede tener un efecto importante. No es llegar y hacer traspasos de cuenca porque la química del agua y los equilibrios ecosistémicos que tiene la mezcla de distintas aguas de distintas cuencas es importante. No es que sea impacto cero. Eventualmente, todas estas soluciones pueden convivir, pero es un mito pensar que esta es una manera que me va a resolver todos los problemas del futuro, y es poco serio establecerlo de esa manera.

-Otro de los ángulos de la crisis hídrica que provoca mucho ruido es la responsabilidad de los grandes grupos económicos en este escenario. Surgió hace poco el tema de las paltas, un cultivo que requiere de mucha agua, por eso algunos llegaron a hablar incluso de boicotear las plantaciones de palta. Con esto entramos en un ángulo polémico y político. Ustedes tienen financiación del grupo Angelini, que tiene velas en el entierro, por las forestales. ¿Cómo analizas este tema?

-Es interesantísima la pregunta, porque la verdad es que es un tema súper recurrente. A ver, veamos el tema de las paltas primero que es más fácil: es desmedido el énfasis que se le da a la cantidad de agua por gramo de palta versus al de la errónea distribución del agua que tenemos en Chile. Por ejemplo, en las zonas semiconcentradas del valle de Petorca, por darte un ejemplo súper icónico, nosotros como país, como Estado, tenemos distintas soluciones para darles agua potable, pero hoy la solución depende absolutamente de la preocupación de quienes organizan y piden plata para armar un comité de agua potable rural. En vez de ayudarlos a organizarse y hacer con ellos una planificación territorial de largo plazo. Ante la ausencia de esa organización territorial es que existen los camiones aljibe, un gran negocio para algunos, y que es una solución parche. Si uno toma en cuenta todo el consumo de agua potable de toda la zona de Petorca … es un porcentaje bastante menor que tendrían que dejar de sacar para darle agua a toda la gente. El problema no es político, la gran mayoría de las comunidades de agua que extraen agua para las paltas tienen sus derechos propiamente saneados y lo que ellos pueden extraer es lo que el gobierno, la Dirección General de Aguas les asignó como derecho permanente para poder sacar. El problema es que eso es mucho más de lo que técnicamente podrían sacar porque la reposición del acuífero es muy lenta. La gente que tenía sus pozos quedaron secos, pero como no hay ninguna entidad que organice a toda esta gente para que puedan tener pozos más profundos y puedan darles agua, nadie lo hace. Entonces, la culpa la tienen las paltas siendo que muchas veces las paltas tienen todos sus derechos saneados con respecto al sistema actual. Esto se resolvería con una entidad general de cuencas que pueda ayudar a planificar mejor el abastecimiento del agua potable en todas estas zonas rurales que no tienen.

-Pero es innegable la cantidad de metros cúbicos que se necesitan por árbol, por cada palto.

-Hay parte de verdad, que son los metros cúbicos por árbol para poder hacer su fotosíntesis, pero en el fondo la fuente, según gran cantidad de estudios, es agua lluvia. No es como llegar y apuntar con el dedo. Uno, porque técnicamente no es tan trivial lo que significa eso. Es lo mismo que pasa con la producción de carne, donde hablan de una huella hídrica. De acuerdo, si te comes un pedazo de carne de la cuarta región es muy distinto a uno de la décima, o de la Región de los Ríos, donde gran parte del volúmen, efectivamente, es agua lluvia… Hay que ser muy cuidadoso cuando uno establece la huella hídrica de distintas cosas, de dónde viene esa agua y con qué compite esa agua. En general, el agua es competitiva y hay ciertos volúmenes que tienen ciertos usos y hay distribución de esta agua. Lo que hay que preguntarse es si esta distribución es acorde al desarrollo que se requiere.

-Ustedes trabajan con las comunidades e imagino que se enfrentan cada vez que tienen esos diálogos a cierto malestar, preocupación respecto a cómo ha ido cambiando el ecosistema de los lugares donde viven. Yo te preguntaba el tema de las forestales o de otras industrias, pero podría ser una planta de cerdos que llega a cambiarles el entorno y la disponibilidad del recurso. Es cierto que la crisis tiene que ver con el calentamiento global, que es un término que permite decir que lo que ocurre no es culpa de nadie, al ser tan holístico, sistémico. ¿No consideras que ciertas industrias deberían estar dentro de ese plan general que estábamos hablando y quizás hablar de ciertas cuotas? ¿O consideras que ese no es un tema que es necesario tocar?

-Yo creo que sí, es un tema que hay que reflexionar, porque si tú tapas la boca, el humo sale por las narices. Hay ciertas decisiones que hay que tomar y que muchas veces se pueden tomar a nivel de las juntas de vigilancia. Me ha tocado ver juntas de vigilancia que son súper mateas y hablan con hidrólogos sobre cómo se viene el año, cómo están las nieves. Son juntas de vigilancia que organizan a los usuarios de agua y dice iseñores, este año no pueden poner alfalfa, no pueden poner maíz, porque no va a alcanzar el agua’. Incluso reparten panfletos con ‘por favor, no va a haber agua para todos sus cultivos anuales. Si cultivan esto, no va a haber cosecha’. Esto ha pasado en la cuarta, la quinta, la sexta, la séptima, en muchas partes donde los cultivos anuales se tienen que suprimir porque no hay suficiente agua… Entonces, las preguntas no son simples. Hago una pregunta polémica: ¿qué quieren? ¿Una ranita de cuatro ojos o la botella de vino que se exporta a China? ¿O el agua que se da a esa persona? Son preguntas muy difíciles y para nada triviales, por eso la planificación de cuenca tiene que ser técnica, apolítica y consensuada entre todos los entes que interactúan.

-Finalmente, ¿qué opinas de lo que está preliminarmente acordando la convención constituyente en materia de políticas de aguas?

-La Convención Constituyente puede tener un rol muy importante en la discusión sobre el cuidado del agua. Sí, como una empresa de tecnología, nos parece que toda decisión en cuanto a propiedad, inversiones, distribución y la gestión en general del agua debe tomarse basándose en datos. De esa manera, se podrá priorizar mejor cuál política es la más efectiva en cuanto a su beneficio para la sociedad.

DE LA LEY A LA APLICACIÓN

-Hablemos, para finalizar, del negocio. En líneas generales, lo que ustedes hacen es cómo cambiar este paradigma de la disponibilidad por la necesidad real, como curada, al decir ‘te doy el agua que realmente necesitas y así somos más eficientes’, y no continuar con esas ineficiencias que se generaban con la entrega de agua según la disponibilidad que hubiese.

-No, nosotros no hacemos nada que no haga la ley. Nosotros somos un instrumento. Nosotros centralizamos información. Entonces, por ejemplo, dependiendo de cuánta agua hay disponible en el río y cuánto de agua repartas por el río, hay barreras que van subiendo y bajando en nuestra forma de mostrar el sistema tecnológicamente. Antiguamente, la gente tenía que calcularlo, ver y compararlo. Ahora te llega una alerta automática. Por ejemplo, en el río Lontué yo sumo un montón de estaciones, aplico todas las excepciones, todas las acciones, y veo lo que está sucediendo, como si hay un canal que está pasado. Nosotros damos todas las herramientas tecnológicas para permitir el salto que significa pasar de la ley a la aplicación de esta.

-¿Toda esa información se la estás dando a la junta de vigilancia para que tome mejores decisiones?

-Exactamente. Incluso algunas juntas de vigilancia lo están publicando en sus sitios web como información para que cualquier pueda ver para dónde se está yendo el agua.

-¿Cuando dices que está «pasado», es porque el sistema puede avisar que está pasando más agua de la que realmente necesita?

-A ver, en la repartición de las juntas de vigilancia hay un sistema que se llama las acciones de agua. Las acciones son una prorrata de lo que hay. Entonces, si tú tienes 10 acciones de un total de 100, te toca el 10% de lo que hay. Bueno, todas estas herramientas para poder sacar y centralizar datos te permiten que las mismas juntas de vigilancia u organizaciones de usuarios puedan determinar dónde están repartiendo el agua acorde a lo que establece la ley.

-¿Aspiran a que la solución que ustedes entregan sea apadrinada por el Ministerio del Medio Ambiente o por la DGA, por ejemplo? ¿Cuáles son las aspiraciones que tienen ustedes en ese sentido?

-Nosotros somos una empresa de tecnología que avanzamos muy rápido. Independiente del cambio de Constitución o del nuevo gobierno, nuestro sueño a largo plazo es que tanto las instituciones públicas como las privadas puedan tener un buen estándar para distribuir mejor el agua y que sea sustentable. Vamos a tener menos agua y creemos que algo que es esencial es hacer más con lo poco que tenemos, independientemente de que podamos tener otras fuentes de agua y de eficiencia.

-Y continuar, me imagino, con la internacionalización.

-Sí, ya estamos en México, y estamos revisando proyectos en varios estados del país. Principalmente en el noroeste: Sonora, Sinaloa. También estamos en California, Idaho y toda la zona del oeste de Estados Unidos. También estamos hablando con el Departamento de Irrigación de Mendoza, con Costa Rica, etc. Estamos pensando en América.


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Editor Jefe y Cofundador de Tekios. Es periodista y escritor. Especializado en la cobertura periodística de las industrias relevantes en Latinoamérica, fue Editor General de AméricaEconomía para Latinoamérica, y antes, Director de Contenidos del matinal ciudadano de Ecuavisa (Ecuador), y editor en el diario digital El Mostrador (Chile).
Ha colaborado con SOHO (Colombia), Vistazo (Ecuador), LABSnews (Brasil), La Nación Domingo, Fibra y Plan B (Chile), y Rest of World (EE.UU.), entre otros medios.