11/04/2022
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Álvaro Jara, cofundador de LANA: «Veo todos los días en mi trabajo el gran aporte que hacen los migrantes en Chile»

Tekios conversó con el movedizo cofundador de la fintech LANA, quien en corto tiempo tuvo un paso por el ecommerce, luego por el de la movilidad y hoy por las finanzas con propósito social, de la mano de los migrantes que sudan la gota gorda para mantener arriba la llamada gig economy. Migrantes que hoy, en Chile, están en la mira. De eso y mucho más hablamos con Álvaro Jara.

Tekios conversó con el movedizo cofundador de la fintech LANA, quien en corto tiempo tuvo un paso por el ecommerce, luego por el de la movilidad y hoy por las finanzas con propósito social, de la mano de los migrantes que sudan la gota gorda para mantener arriba la llamada gig economy. Migrantes que hoy, en Chile, están en la mira. De eso y mucho más hablamos con Álvaro Jara.

Empezó en el mundo del emprendimiento con el desarrollo de un marketplace de retail muy similar a Linio, con tiendas autoadministrables a las que las pymes y empresas de mayor tamaño podían subir productos que luego eran integrados a pasarelas de pago y conectados a servicios de logística. Cuatro años de empuje que terminaron por decaer, pero que le sirvieron a Álvaro Jara, hoy country manager y cofundador de la startup LANA, para apostar por el mundo del emprendimiento.

Una decisión que lo transformó en excepción, ya que pertenece a una generación universitaria en la que pocos se dedicaron a las startups, a emprender o a trabajar dentro de una startup. «Ahora es común y mucho más aceptado. En esos tiempos, la mayoría de mis compañeros se iban a trabajar a Latam o a Cencosud o la minería», rememora.

Hoy, al mando de LANA -la startup que abrió su operación en Chile durante el 2021, además de Perú y México-, Jara convive a diario con cientos de abnegados trabajadores de la gig economy, migrantes en su mayoría que utilizan la fintech como su cuenta principal, en la que reciben con urgencia sus ingresos semanales o adelantos de sueldo.

-¿Qué fue lo que te inspiró a desarrollarte profesionalmente como un emprendedor? Es tentador estar bajo el paraguas de una gran compañía.

-Es una decisión que tampoco medité mucho… Es parte como de la esencia de uno; lo que soy, una persona que me gusta estar en ambientes dinámicos, que las decisiones que tomo tengan impacto real, y eso no pasa probablemente en las corporaciones, donde uno participa en procesos mucho más grandes, tiene que buscar más validaciones y el impacto toma tiempo. Probablemente mi forma de ser y cómo me relaciono con los desafíos y las personas, hizo que tuviera más sentido apuntar a un camino que es verdad que tiene más riesgos, pero donde los resultados pueden ser mucho más prometedores y beneficiosos.

-Te haces cargo de Chile y otros tres países al ingresar a Linio, pero pronto sales de ahí.

-En Linio había desarrollado una buena carrera, y claro, no estuve más de dos años… Un compañero de universidad me dijo que estaban necesitando personas en Cabify para trabajar. Yo estaba viviendo en Buenos Aires y le dije que estaba abierto a encontrar nuevas oportunidades, pero mi idea era que fuera con un rol menos de empleado y más de co owner, aunque fuera simbólico. Llegamos a un acuerdo donde me hacía cargo de desarrollar la operación en las regiones de Chile, a cargo de una pequeña parte del negocio. Así me fui a vivir a la región de Valparaíso y estuve casi tres años desarrollando la operación, democratizando el acceso al transporte, supliendo muchas fallas que tiene el transporte público; dando muchas oportunidades laborales a personas que no tenían una fuente de ingresos, pero que tenían un auto y lo podían utilizar.

Luego, cuando se van acercando los tres años en el área de los negocios de Cabify, se empiezan a gestar nuevas ideas y proyectos, en concreto, dos líneas de proyectos: la de micromovilidad y la fintech. Y como había una oportunidad decidí tomarla y finalmente me hago cargo desde los inicios de esos desarrollos… Pero era todo muy etéreo, porque estábamos hablando de fintech, pero no sabíamos realmente para dónde apuntar… Desde ahí que ya estoy hace unos cuatro años empujando el negocio de LANA, orientado inicialmente a trabajadores de aplicación. Es una cuenta que pueden aperturar trabajadores de aplicación, inicialmente, y que estamos expandiendo a otros segmentos.

-Has tenido una rápida carrera por varias industrias.

-Así es, y por industrias que son súper diferentes. Comercio electrónico, mi emprendimiento y la experiencia que tuve en Linio; luego me fui a movilidad con Cabify y ahora estoy en la parte fintech con LANA.

-LANA parte en 2019, en Madrid, sin embargo, la operación se inicia en Chile. Explícame eso.

-Bueno, como Cabify es una empresa española todo se empieza a gestar desde España inicialmente. Ahí se forma la oficina central, la razón social, entre otras cosas. Pero LANA empieza a operar en Latinoamérica: México y Chile. No tiene operación en España; sólo es administrativa por el partner inversor que es Cabify y recomendaciones y asesorías.

-LANA busca la democratizar los servicios financieros, pero algo más, que es alcanzar lo que ustedes destacan: «la confianza». Partiendo con la tarjeta, el producto, ¿cómo consiguen esa confianza?

-La confianza va por dos lados: hay todo un tema de gestación y construcción de la empresa que tiene que ver con la regulación. A diferencia de mis aventuras anteriores, las fintech tienen un componente regulatorio muy estricto, sobre todo si eres medio de pago, porque LANA es un medio de pago. Una billetera digital. Las regulaciones que deben cumplir Cabify o Linio son más laxas. Puedes lanzar una startup así y no hay mucha preocupación por el contexto regulatorio. En el caso de fintech, no la puedes saltar. Hay que cumplir las normas y eso es un proceso largo y tedioso, por lo que debes buscar partners, que son los responsables legales frente a la Comisión de Mercado Financiero.

Luego de eso, hay que crear una línea de confianza con el usuario, porque van a guardar sus fondos en esta nueva cuenta. Esa confianza es un trabajo que hay que hacer y que nosotros partimos con Cabify, al ser partner e inversor. Decidimos plantar cara a los conductores de Cabify y generar ese lazo de confianza ofreciéndoles estos productos. Y desde ahí fuimos sumando a otras empresas, como Didi, Uber, Pedidos Ya, Rappi, etcétera. Básicamente, tenemos todas las plataformas operando. Así hemos generado un lazo de confianza con los conductores y con el sistema.

-¿Cómo se desarrolla el relacionamiento con Mastercard?

-Bueno, la relación con Master es a través de Los Héroes. Ellos ya tenían la relación y finalmente nosotros por transitividad ya la podíamos tener. Por eso es que nuestras tarjetas tienen la marca Mastercard en su frontal. Eso es una parte del producto, una tarjeta, pero la otra es la aplicación, que dentro tiene dos pilares importantes: financiamiento y anticipo; consumo de servicios y pago de cuentas. En conjunto con la tarjeta forman el producto completo que le entregamos a los usuarios.

-Al negocio también han sumado los seguros.

-Sí, LANA funciona como un marketplace, entonces, entras a LANA y hay varias microapps que corresponden a un servicio o producto. En este caso, hay productos de seguros que se pueden contratar directamente a través de la aplicación. Se puede pagar la luz, el agua, a través de la app, o postular a un préstamo. Todo eso está en el mismo ambiente.

-Y la compra de productos, como la compra de bicicletas, de celulares…

-Nosotros damos préstamos para que las personas puedan cambiar sus bicicletas, motos, etc.

-Es llamativo que en la zona de prestamos digan lo que no son, que quizás el producto no está «hecho para ti». ¿Por qué?

-Porque, en el fondo, nosotros tenemos dos formas de entregar préstamos. Cuando hacemos una alianza con la plataforma podemos conseguir información y evaluar a la persona en términos de riesgo. Saber cuánto prestarle o no. Pero si el usuario llega de forma orgánica y no trae alianzas, tenemos que armar con ellos una carrera crediticia donde él va haciéndose responsable con los préstamos que pide. Nosotros vamos recogiendo esa información y viendo si le vamos prestando otros montos. A eso se refiere.

-Para ese historial de crédito, parten con un préstamo de CL$20.000 que pasa a los CL$50.000?

-Sí. Después hay otros tramos, montos mayores. La idea es que los CL$20.000 sean la primera prueba, como un préstamo de emergencia que después escala. Eso en el caso de que no manejemos la información desde antes, porque si la tenemos, hay una especie de fast truck donde el cliente pasa directamente a montos mayores.

LEY RIDER

-La gig economy está relacionada intimamente con los extranjeros, la migración. ¿Cuál ha sido tu experiencia con esa población, hoy bastante vapuleada, resistida, que en Chile está en la mira?

-La mayor parte de nuestros usuarios son extranjeros porque tienen la necesidad de aperturar cuentas para recibir pagos. No les es fácil si no se trata de la cuenta RUT, por eso nuestro servicio ha calado muy bien en los migrantes, sobretodo en los repartidores de comida, que es donde está probablemente el 99% de ellos.

-¿Son confiables los migrantes? ¿Cuáles son los niveles de incobrabilidad que manejan en LANA?

-La verdad es que hemos tenido una conducta saludable por parte de los usuarios, porque hay que entender que ellos no tienen tantas opciones de préstamo. Saben que si fallan, pierden una opción valiosa. Así que, en términos generales, ha habido bastante responsabilidad de parte de estos colectivos, y los indicadores de mora están en saludable y sostenible.

-Ya que LANA tiene su oficina central en España, viene a cuento hablar de la Ley Rider, polémica normativa que, incluso, ha provocado un enfrentamiento público entre Ubereats y Glovo, el que escaló hasta el gobierno. Glovo seguiría trabajando con estos trabajadores independientes y Uber Eats denuncia que por eso no están encontrando trabajadores que quieran estar con contrato, dentro de la legalidad. ¿Cuál crees que es la situación que pasa en los mercados donde están ustedes? ¿Crees que la tendencia será ir hacia la formalidad que busca España?

-Es un tema complejo de resolver, pero sabemos que hay que apuntar a que estos colectivos tengan buenas condiciones laborales. Son muy importantes y la demostración fue lo que hicieron durante la pandemia. Fueron esenciales con su trabajo. Permitieron que pudiéramos pedir comida y nos transportaran, etcétera.

Ahora, es cierto que las características del negocio no son iguales que las de un trabajo tradicional, por eso la legislación debe ser muy cuidadosa y basarse en la técnica y en la evidencia. Ver cómo desarrollamos mejores condiciones, equiparamos la cancha, pero sin desincentivar. Estamos hablando de que son usuarios que ganan entre CL$800 y CL$900 lucas mensuales (unos US$900 a US$1.100). Pocos ganan el sueldo mínimo y tienen extremada flexibilidad para trabajar. Sin embargo, nuestro código laboral es bastante limitado al recoger este tipo de innovaciones.

Entonces, hay que evitar la precarización, pero también ser cuidadosos con no matar el modelo, porque ha sido muy beneficioso y ha generado muchos espacios de trabajo.

¿TODOS EN LA MISMA BOLSA?

-Destacas el trabajo clave que desarrollaron los migrantes en pandemia, pero ¿los chilenos valoran este aporte, a pesar de haber sido beneficiados? ¿Crees que hay hipocresía ahí?

-No, yo creo que es súper valorado…

-Lo digo por la contradicción de decir «que se vayan los migrantes», frente al televisor, y 10 minutos después llamar por una pizza que te la llevará uno de esos indeseables.

-Claro. Mi opinión personal al respecto es que los migrantes están ocupando trabajos que los chilenos ya no quieren tomar por diferentes razones. Uno de esos es el delivery de aplicación y por eso son muy valiosos. Son responsables, están trabajando; la mayoría viene a hacer las cosas bien. La mayoría quiere venir acá a hacer un aporte y a hacer las cosas bien, porque nadie migra porque le gusta venir a Chile, sino que la situación de origen que vivían era tan compleja que tuvieron que venir a buscar nuevas oportunidades y Chile, en ese sentido, es como un espacio donde pueden desarrollarse.

Obviamente, cuando vemos casos que son críticos o malos, estos son los que más resuenan. Una acción mala opaca diez buenas. Uno entiende que hay un problema de migración que es evidente y que es crítico, porque no tenemos la capacidad de sostener un volúmen tan alto de migrantes, pero no debes poner a todos en la misma bolsa y decir que todos vienen acá a delinquir. Veo todos los días en mi trabajo el gran aporte que hacen los migrantes en Chile, al desarrollo de esta economía; ese es un aporte que deberíamos reconocer, sin duda.

-Una mala acción y esa resuena. ¿Crees que los medios han sido justos con los migrantes, ponderados en su análisis de la migración?

-Va a depender de qué medio, porque hay una diversidad de medios y algunos sí han rescatado las cosas buenas. En los más masivos, en la televisión, lo que más vende son los efectos negativos de este proceso de migración. Y quizás por eso es clara la hostilidad de las poblaciones locales con el fenómeno global de la migración. No es sólo en Chile. Es propio del mundo entero. A lo que se suma que los medios tradicionales estén contando solo una parte de la historia; sería bueno que abordaran la otra parte de la historia, relacionada con el beneficio que está trayendo que migrantes vengan a trabajar acá, muchos de los que son calificados en su país.

-Dices que estos son trabajos que los chilenos ya casi no quieren desempeñar. ¿Esa fue tu experiencia en Cabify?

-En el caso de Cabify, que es el modelo del transporte, está más compartido. En Cabify es 60/40. En el caso de Beat tal vez haya un grado de migrantes mayor, porque tomar un trabajo de repartidor o conductor penetra de mejor forma a los migrantes, quienes están buscando soluciones rápidas y fuentes de financiamiento rápidas también. En cambio, un chileno tiene una gama de alternativas de empleo mucho más grande por estar legalizado, tener trayectoria. Para los migrantes un trabajo así es una alternativa que ven como la más rápida de conseguir.

ESTABILIZAR Y CONSOLIDAR

-Finalmente, cuéntame sobre el impulso, el incentivo y las oportunidades que se han abierto tras el premio Santander X que recibió LANA a inicios de año.

-La verdad es que nosotros siempre estamos tratando de seguir generando redes de contacto y mentorías que nos ayuden a construir un mejor negocio. En ese sentido, ha sido un gran aporte Santander X, por la red donde uno se involucra. Al estar en esa red vas construyendo un mejor producto, vas teniendo un feedback más constante, y para todo eso nos ha servido bastante el premio.

-Los pone en una vitrina…

-Claro, nos pone en una vitrina y podemos relacionarnos con otras empresas que hacen cosas similares en otras partes del planeta. Vamos construyendo nuevos tipos de relaciones, nuevos tipos de partnership. Es un logro que nos llena de orgullo.

-Esa vitrina también les debería abrir nuevas vitrinas en Latinoamérica. ¿Cuáles son los planes que tienen en la región para este año?

-El foco principal es estabilizarnos en los países que ya operamos, que son México, Perú y Chile. Estabilizar y consolidar. No estamos pensando en ampliarnos a nuevas geografías de momento.


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Editor Jefe y Cofundador de Tekios. Es periodista y escritor. Especializado en la cobertura periodística de las industrias relevantes en Latinoamérica, fue Editor General de AméricaEconomía para Latinoamérica, y antes, Director de Contenidos del matinal ciudadano de Ecuavisa (Ecuador), y editor en el diario digital El Mostrador (Chile).
Ha colaborado con SOHO (Colombia), Vistazo (Ecuador), LABSnews (Brasil), La Nación Domingo, Fibra y Plan B (Chile), y Rest of World (EE.UU.), entre otros medios.