Tekios conversó con el fundador del fondo venture capital que fue uno de los primeros inversores en el ahora unicornio social Betterfly. Un VC que ha sumado a su portafolio a startups como Wheel the World y Lab4U. Defensor de los emprendimientos que abrazan los ODS de Naciones Unidas, Alvo se dio tiempo para hablar también de los mitos del venture capital y del estrés que hoy viven las startups cuando la crisis económica se siente en el ambiente.
Viene de una familia de emprendedores, un quehacer al que desde pequeño se sintió ligado. Nada raro era sentir que debía hacer cosas por su cuenta, ser rápidamente independiente en su vida, y escuchar de negocios en casa. Esas ganas condujeron a estudiar ingeniería civil industrial en la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), en Chile, y luego un magíster de ingeniería en negocios que daba 2 alternativas al final: dar un examen o arriesgarse a realizar un emprendimiento real, con una empresa constituida y un plan de negocios. Ya puedes imaginar por cuál optó el chileno David Alvo.
Era el 2010, y Alvo vio en el desafío universitario la oportunidad de comenzar una vida emprendedora. La cultura de la UAI hacía más fácil atreverse a entrar a ese mundo que lo atraparía hasta estos días. Así fue como nació LookUp, un emprendimiento que surge de la mano de la llamada portabilidad numérica en el país, servicio implementado por el Estado en 2011 y que permitía a los usuarios de telefonía conservar el número telefónico cuando se cambiaban a otra compañía.
«Lanzamos la página web, si mal no recuerdo, el 15 de enero de 2011, donde mostrábamos todos los planes de telefonía que existían en el mercado. Un algoritmo te hacía preguntas en base a tus necesidades y te decía en 90 segundos cuáles eran los 5 mejores planes para ti. Ese mismo día podías compararlos, seleccionar y decir nos cuál quería, de qué empresa. Y con tu nombre, tus datos, te llegaba automáticamente una llamada telefónica del call center respectivo de Claro, Movistar, etcétera. Cerrando el negocio, con el cierre, nosotros ganábamos…
-¿Y qué pasó más allá de ser una idea de tesis?
-Fuimos los primeros en ser seleccionados por Founder Institute, que es la aceleradora de negocios más grandes del mundo; tiene como 5.000 compañías en 250 ciudades. Luego se convirtió en una empresa, tuvimos apoyo de Corfo, de varios lados, hasta el 2013, cuando nos dimos cuenta de que la compañías de teléfono nos mentían, porque no supimos cómo verificar la contratación de los planes. Nosotros mandábamos una lista, pero después ellos no querían pagarlo. Finalmente, por desacuerdo con mi socio, cerramos.
-¿Cuál fue el aprendizaje que te dejó ese primer intento?
-Un montón de aprendizajes. Cómo contratar, cómo tratar a la gente, cómo relacionarse con tu cliente; cuándo firmar los contratos, cómo firmar un contrato con cláusula, qué cláusulas sobran… Fue mi mejor escuela; lejos, la mejor escuela.
-¿Y qué siguió para ti?
-Fui CEO en 2 compañías que yo no fundé. En una agencia de e-commerce, donde ayudábamos a clientes que tenían tiendas físicas a vender, a abrir su e-commerce. Era una empresa que se estaba muriendo y me invitaron a ser CEO. El ofrecimiento fue ‘si en 3 meses la salvas, te conviertes en socio; y no, bueno, son 3 meses que te damos el trabajo’. Por suerte la logramos sacar adelante y la vendimos el año pasado.
Y después estuve en otra compañía que se llama Autored, que es un startup software que usan la automotoras para tomar vehículos en parte de pago. Lo usa más del 80% de todos los vendedores de las automotoras. Es una compañía súper sana, que no levantó capital de venture capital, sí ganó unos Corfo, y que hemos hecho crecer con los mismos ingresos.
-Y una vez que internalizas todos esos aprendizajes, ¿cuándo comienzas a enseñar a orientar en torno al tema del venture capital?
-La gente me preguntaba mucho en esa época, porque había creado mi tercera compañía, pero yo había logrado convencer a un venture capital, a inversionistas ángeles, a Corfo, a algunas aceleradoras, pero no yo no tenía tan claro qué era. Eso coincidió con que me llama uno de los fundadores de un fondo para decirme que habían ganado un fondo con Corfo y que querían operar un fondo en Chile y buscar a alguien con mi perfil de emprendedor para que se hiciera cargo del fondo. Les dije de inmediato que yo quería ser esa persona, aprender, meterme en el otro lado de la mesa a entender como invertían ellos. Porque el día mañana yo sabía que iba a emprender de vuelta, por lo tanto, para mí era importante armar mi red de VCs para cuando emprendiera de nuevo. De poco me hice cargo del fondo entero, de US$15 millones, y ahí aprendí todo sobre el venture capital.
-¿NXTP?
-Así es. Y partí pensando que quería enseñar esta clase, la del venture capital, basado en esto del triángulo del conocimiento, que es una cosa que dice que básicamente el ser humano después de dos semanas recuerda el 10% de lo que lee, el 20% de lo que escucha, el 30% de lo que ve; el 50% de lo que ve y escucha; el 70% de lo que experimenta, y el 90% de lo que enseña. Entonces, dije, ‘sí yo quiero levantar venture capital, necesito enseñarselo a alguien’.
Empecé a investigar, a armar una estrategia para venture capital, sin levantar capital, digamos, siendo parte de un VC, pero viendo cómo funcionaba la cosa desde adentro. Y una vez que el fondo se terminó de invertir completamente, fue que pude usar todos los conocimientos en Burn to Give, que luego se transformó en Betterfly.
-Vamos a los fundamentos del venture capital. ¿Cuáles son los mitos más instalados en quienes desconocen cómo se juega este juego, como dices tú?
-El primer mito que eliminé rápidamente fue que ver al VC como un oponente. Si en una mesa de conversación yo decía ‘mi compañía vale 10’, pensar que él iba que decir ‘no, vale 5’, y que nos íbamos a llevar mal, a discutir sobre cuánto valía en realidad. Entonces, yo tenía que, de cierta manera, ocultarle las malas noticias. Jamás decirle que me pasaba el día arreglando el WC, porque se había roto. Ese fue el primer mito que tenía yo, tenerle miedo al VC como emprendedor. Y en realidad el VC tiene todos el interé en que tu compañía sea exitosa, especialmente en etapa temprana, porque tiene que confiar en ti, decir ‘estoy en disposición para ayudarte’. Por lo tanto, entre más transparente seas con el VC, más ayuda vas a recibir de él.
Lo otro es entender que el juego del venture capital no se trata de tu compañía, sino de las relaciones, especialmente en etapas tempranas. Nosotros invertimos en personas, porque como fue en el caso de Burn to Give, partimos con un modelo y después lo cambiamos; las personas son las capaces de pivotear ese negocio, de llevarlo a algo mucho más grande y poder crecer en otro drivers, en otro modelo con el mismo propósito de compañía. Entonces, ahí me di cuenta de que en realidad no se trataba de mostrar a mi compañía como un caso de éxito, sino de yo ser ese caso de éxito.
-El poder de red. Esto me trae a la mente lo clave que es el trabajo de una red como Endeavor, emprendedores que son más importantes incluso que su proyecto.
-Yo soy emprendedor Endeavor; en 2019 me convertí en un emprendedor Endeavor. Un fin de semana desayunamos, almorzamos juntos… Hacen falta más Endeavor para poder tener la oportunidad de generar estas conexiones entre personas y emprender.
-El lado negativo de eso es la falta de diversidad. Alguien sin redes le va a costar más llegar o nunca lo va a lograr.
-Un network se construye en base a confianza y la confianza es transitiva. Si yo confío en Javier y Javier confía en Lino, cuando Javier me dice ‘te va a entrevistar Lino’, me traspasa la confianza que tiene en ti.

UNA GRAN HISTORIA DE SUFRIMIENTO
-Hablemos de las startups en las cuales ha invertido Impacta VC. ¿Cuáles han sido los criterios detrás de estas inversiones?
-Tenemos en el portafolio a Betterfly, Wheel the World, Lab4U, Kilimo, Carryt, Polynatural, y la séptima es Cuéntame, una healthtech mexicana. Todas tienen un impacto, ya sea social y/o medioambiental, porque nuestro criterio de inversión es que sean compañías que están alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) de la ONU; esa es mi primera línea de impacto, esos 17 objetivos de la ONU.
Ya en la interna, en términos de impacto, a nosotros nos gustan, primero, los impactos que sean medibles, que puedan crecer. Pero lo que más vemos es el propósito de los founders, especialmente si tienen una historia personal detrás, un porqué.
Yo fui emprendedor de varias formas, y no digo que esté bien o mal, pero hay compañías que las empecé porque quería ganar plata y porque me di cuenta de que había una oportunidad de mercado que se podía aprovechar. Pero distinto es si uno se plantea ‘voy a resolver ese problema que hoy no hay nadie solucionándolo y además es un mercado super grande y hay tecnología que me permite tomar ese mercado. Para mí la historia no tiene que venir de una oportunidad de mercado, sino de un problema que uno de los fundadores ha sufrido o está sufriendo.
-Además de grandes propósitos, veo que en la selección del portafolio hay un acento latinoamericano en las startups elegidas. Hablemos de industrias, ¿cuáles son los focos?
-Según nuestra tesis, podemos invertir en cualquier compañía que resuelva algún ODS, pero nos gusta, nos emociona en particular resolver problemas de pérdidas de alimentos, porque esto tiene un impacto social y medioambiental; hay gente que se muere de hambre y hay gente que le sobra la comida.
Creemos que la educación es un pilar fundamental para el desarrollo de los países y de las personas, por eso nos encanta ese ámbito; también nos gusta mucho el fintech, la parte de inclusión financiera y acceso a servicios financieros.
Nos gusta movilidad, lo que esté relacionado con la huella de carbono, la huella hídrica, cosas que tienen que ver con clima. Eso es como lo que más nos emociona.
-No nombraste el ámbito healthtech siendo que, por ejemplo, la pandemia ha desatado un gran problema de salud mental.
-Es cierto, y también nos importa, porque nos toca personalmente al equipo salir a resolver el problema de salud mental en las compañías. Cuando crecen mucho, si un día te metes a una oficina de una de estas compañías que han levantado fondos, te vas a dar cuenta del estrés que hay, de la tensión que hay, porque uno tiene que crecer junto con la compañía. No es fácil sostener mentalmente que un año vendías uno y al año siguiente vendes 5. Y hoy hay cada vez más tensión, y eso genera problemas de salud mental. Hay gente que no aguanta.

HISTERIA
-Ya que hablamos de rápido crecimiento y salud mental dañada, estamos viendo una ola de despidos que nosotros, lamentablemente, hemos tenido que informar. Betterfly ha sido una de las startups afectadas, en su operación en Brasil, y hay varios unicornios y startups más pequeñas que están en una situación similar. ¿Cómo analizas esta situación?
-Hubo una histeria colectiva después de la carta de Y Combinator, pero es importantes saber que esa carta surge porque no hay plata para los IPO, y que proviene de un mercado mucho más maduro. Porque para que una startup llegue a un IPO desde una etapa temprana… tienen que pasar muchos años.
Segundo, estamos hablando del mercado gringo y no del mercado latinoamericano, a pesar que mucha gente ha dicho ‘nooo, Latinoamérica, todo el venture capital va a estar mucho más lento’. Pero yo te lo firmo hoy día: van a haber más leads que el año pasado, aunque va a haber menos plata en total invertida porque las megas rondas, las rondas de las compañías como Soft Bank, Tiger Global, etc., ya no van a estar invirtiendo tan fuerte como antes y esos son los tickets que al final te dan el 50% del tamaño de inversión en Latinoamérica.
Dicho eso, sí vemos el estrés que le está generando a todo el ecosistema, a los mismos emprendedores.
-Desde Impacta VC ¿ han estado apoyando terapéuticamente a los suyos por este tema?
-Sí, de hecho, lanzamos un programa interno para ayudar a las compañías del portafolio a levantar capital. Enseñamos el juego del venture capital; todo lo que yo aprendí lo abrí, porque lo mejor es que mis founders sepan esto.
Por eso ahora estoy lanzando un programa gratuito para el ecosistema completo, para escoger a 50 o 60 compañías y que aprendan a jugar el juego del venture capital. Va a ser una manera de compartir nuestro propósito inicial, ideal, hoy, ante tato estrés.
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