Por Antonio Da Rocha, docente y director Educativo de PlelQ.
Si bien por la Covid-19 todas las industrias enfrentaron el urgente desafío de hacer una transformación digital de su negocio o emprendimiento, el mundo educacional, específicamente el de América Latina, tuvo un cambio aún más profundo, ya que antes de la pandemia el panorama era el siguiente: no más del 3% de las escuelas de educación de la primera infancia aplicaban prácticas pedagógicas en el aula, mediadas por las tecnologías.
La pandemia aceleró el ingreso de la educación digital en la primera infancia, pero hemos visto que algunas escuelas han empleado tecnologías que no están diseñadas para niños y niñas de esa edad.
No es lo mismo utilizar una videoconferencia de media hora de duración con un niño de 12 años que ante uno de 6 años, porque los tiempos de atención pueden variar entre 1 y 2 minutos. Además, se ha visto que el desarrollo cognitivo y emocional de algunos niños no está adaptado a esa tecnología.
De hecho, la Academia Americana de Pediatría (AAP) recomienda no más de una hora al día de exposición a las pantallas, pero sí rescata que en ese tiempo el niño o niña puede estar expuesto a contenidos de alta calidad, valor educativo y emocional positivo.
Visionando esto, es que hace 8 años en PlelQ desarrollamos tecnologías diseñadas especialmente para la edad temprana y hoy, con el respaldo de Unicef y uno de nuestros grandes aliados, la editorial Caligrafix, nos hemos posicionado internacionalmente en la categoría Educación Aumentada, que permite que niños y niñas tengan una experiencia inmersiva frente a una pantalla con solo un 10% de inmersividad, ya que el resto del aprendizaje lo obtiene mediante la interacción con elementos reales y concretos, como un cuaderno de actividades. Es así, como lo digital se complementa con lo analógico.
Además, resulta importante destacar que el uso de tecnologías con fines educativos a temprana edad es un complemento y no el reemplazo a lo que un docente puede entregar, ya que los educadores son un elemento clave que sí o sí permanecerá, pues son un agente relevante en el aprendizaje de niños y niñas.
Bajo este contexto recomiendo que los docentes en educación inicial y temprana tomen las siguientes acciones:
- Acceder y capacitarse en recursos y herramientas especialmente diseñadas para la educación temprana.
- Generar un entorno apoyado por recursos educativos que le permitan al niño o niña aprender jugando.
- Contar con trazabilidad, es decir, que se le permita al profesor y/o a los padres estar al tanto de los avances del menor.
- Asegurarse de que las herramientas cuenten con responsabilidad explícita del uso de la pantalla.
- Agregar recursos educativos que no desconecten al niño o niña con el mundo real, sino que sean complementarios con un objetivo físico, tal como sucede con la realidad aumentada.
Descubre más desde TEKIOS
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.