04/01/2023

Rubén Klein, CEO de Bluetek Global: «No somos una empresa Covid; nacimos el 2016, cuando éramos unos bichos raros que decíamos ‘te vengo a vender aire limpio'»

Conversamos con el creador de Bluetek Global, una startup chilena que, de haber creado un artefacto mitad máquina, mitad chancho, hoy participa del programa de la mejor aceleradora de Estados Unidos para negocios B2B; ha comenzado su expansión regional, y puede decir que sus soluciones de software y hardware comienzan a ingresar a diversas verticales de negocios, porque el aire limpio, como cree Klein, parece que será el nuevo estándar de las industrias.
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Conversamos con el creador de Bluetek Global, una startup chilena que, de haber creado un artefacto mitad máquina, mitad chancho, hoy participa del programa de la mejor aceleradora de Estados Unidos para negocios B2B; ha comenzado su expansión regional, y puede decir que sus soluciones de software y hardware comienzan a ingresar a diversas verticales de negocios, porque el aire limpio, como cree Klein, parece que será el nuevo estándar de las industrias.

¿Cómo un Ingeniero Civil y en Telecomunicaciones termina convirtiéndose en un combatiente de los malos olores?

«La historia es entretenida, sabrosa», dice Rubén Klein, CEO de la startup chilena Bluetek Global, divertido y orgulloso de haber dado una vuelta de tuerca a su vida, a pesar de tener una poderosa ligazón con el mundo de las telecomunicaciones. No poco carrete ahí: desde que estudió Electrónica en Valparaíso, hasta casi 12 años después, estuvo sumergido en un mundo técnico, de infraestructuras de red, «de los ciclos de vida de nuevas tecnologías, el 3G, el 4G…».

Pero Klein, de sonrisa fácil y energético, quizás como parte de una crisis de sentido, comenzó a sentir el picor personal que grita: ¡quiero un cambio!, y le hizo caso a esa molesta sensación, y se atrevió a dar un salto profesional hacia lo desconocido.

«Me di cuenta que lo mío no era tan técnico y que me gustaba más el tema de la empresa, de operar, de hacer cosas; soy mucho de hacer cosas, de hacer que las cosas ocurran. Yo trabajé en el mundo corporativo 12 años, y después de eso tuve una empresa bien importante, también del servicio de telecomunicaciones, pero tuve algunas dificultades con mi socio así que finalmente terminé vendiándola», cuenta Klein.

Pero inquieto como él solo, rápido fundó otras empresas chiquititas, de distintos rubros; una de insumos médicos, por ejemplo. «Y fue en ese periodo cuando me rejunté con Pato (Abusleme), el año 2015, cofundador de Bluetek y mi socio. Fue también retomar una amistad, porque yo vivía en Viña en ese tiempo, entonces, como que me había distanciado un poco de todos los amigos del colegio, por temas más bien de interés y de geografía. Pero con él empezamos a retomar la amistad cuando volví a Santiago y ya después de un par de años nos empezamos a juntar recurrentemente una vez a la semana, a almorzar, para compartir nuestras experiencias de trabajo, contarnos qué problemas teníamos, porque muchas veces los problemas que uno tiene, cuando los mira alguien de afuera y te da una opinión, se pueden resolver más fácilmente. Bueno, en uno de esos almuerzos, Pato me comenta que había un tremendo dolor en el mundo automotriz, los malos olores dentro de las cabinas automotrices. Y así fue cómo partimos…», recuerda.

-Un maloliente problema termina siendo una startup.

-Sí. Partimos planificando durante el almuerzo semanal, pero después fue dos veces a la semana en las noches, después de su pega, porque además yo estaba en esta transición donde había vendido la empresa; aún estaba viendo qué hacía, pero tenía tiempo, entonces, nos juntábamos para ver cómo podíamos solucionar ese dolor, ese problema. Finalmente, dijimos, oye, busquemos alguna solución a través de una máquina, algo que sea más bien automatizado, así que importamos un par de máquinas, dispositivos de afuera; trajimos como 4 o 5 modelos distintos, hasta que yo me aburrí y dije: ¿Sabes qué? Esto así, tal cual, no va a funcionar. así que hagamos y fabriquemos nuestra propia máquina. Y con una inversión muy pequeña, muy escuálida, pechando (usando sin pagar) la oficina de mi viejo, nos juntábamos ahí…

-Pero ¿tenías experiencia armando máquinas, creándolas?

-Mira, hay una cuestión que me gusta mucho y es armar equipos de trabajo, entonces, en ese momento junté a un amigo de la universidad, un electrónico, que nos ayudó con la máquina; yo compré partes y piezas de afuera; y como éramos todos integrantes low cost, sumamos a una diseñadora industrial para que hiciera su práctica profesional. A partir de ese equipo armamos una maquinita que era un chancho cuadrado horrible… pero funcionaba, la cosa funcionaba.

-¿Ese chancho cuadrado horrible era el animal destinado a acabar con el dolor de las cabinas automotrices?

-Sí, y tenía que ser algo muy robusto, porque iba a ser utilizado en los talleres automotrices donde en general los mecánicos no son muy cuidadosos. Tenía que ser de un material que no se echara a perder, que no se rompiera fácilmente.

-Un chancho cuadrado, horrible e indestructible.

-Sí, y nos sirvió, poco así partimos, con un clientito por acá, un clientito por allá. Yo siempre me identifico mucho con esta película de Will Smith, «En búsqueda de la felicidad», porque yo pescaba mi maletita y tocaba la puerta de distintos talleres. Me iba por el día a Concepción; me iba por el día a La Serena.

Partimos con un stock súper pequeño, 10 máquinas, porque ese era el presupuesto y no había más. Y de a poquito empezó a funcionar, y lo que se generaba se reinvertía.

En ese momento yo estaba a full en la operación de la máquina y Pato estaba aún en el mundo corporativo, tenía su pega y me ayudaba con contactos comerciales, así nos íbamos organizando de a poco.

Hubo un cambio cuando nos dimos cuenta de que los malos olores se generaban por microorganismos que están dando vueltas dentro de las cabinas automotrices, básicamente hongos, porque los ductos de ventilación son oscuros y húmedos, ideales para esos hongos que generan ese mal olor que sale cuando prendes el aire acondicionado. Ese descubrimiento nos hizo virar un poco hacia una máquina que matara todos los microorganismos que están dando vueltas dentro de los ductos. Así partimos. Eso fue por mucho tiempo y al rato lo que hicimos fue una innovación con respecto a cómo hacíamos que la máquina no solamente funcionará con el voltaje de los 12V de un auto, sino que funcionará también con 220 voltios para poder instalarlo en cualquier otro lado, en cualquier otra industria.

-Ya tenía menos de chancho horrible.

-Hicimos una innovación y sacamos un cablecito, también ya éramos independientes, pudimos trabajar a 12V a 110 o 20, y eso nos abrió distintas industrias, ingenierías, oficinas, etc. Teníamos una solución que era súper eficiente y eficaz, pero tiene una limitante: no puede ser usada en presencia de personas por la concentración del gas que nosotros estamos generando, entonces, empezamos de vuelta a buscar… Hasta que desarrollamos un micro dispositivo bajo un principio activo que se llama plasma frío, que lo inventó un Premio Nobel hace 60 años atrás. Lo que hicimos fue encapsularlo a un dispositivo pequeño, multi voltaje, para trabajar a 12V, 24V y 120V, para distintas industrias, lo que nos abrió mucho el negocio. Así empezamos a disminuir las cargas microbianas y de microorganismos en todo tipo de ambientes, no solamente en cabinas, sino que en oficinas, restaurantes, etc.

Rubén Klein y Patricio Abusleme, cofundador y CCO de Bluetek Global.

COVID-19: PRUEBA DE FUEGO

-Un mercado amplio al que presentarle una solución que llega con la pandemia.

-Sí, fue súper bueno, porque en la pandemia tuvimos un muy buen resultado en términos de que vimos que había un market fit, había una necesidad. Estuvimos muy metidos en el tema de transporte, donde pudimos mejorar los aforos del transporte, y eso nos permitió descubrir de que había otro dolor más: el gran tema para nosotros era que, como nosotros trabajamos con un intangible, lo complicado era cómo mostramos que realmente tenemos esos resultados. Entonces, desarrollamos nuestra línea de sensores que se llaman BlueSense. Fue un pivoteo, dar un giro al negocio, porque justamente empezamos a censar, a mostrar realmente lo que nosotros habíamos obtenido en estudios de laboratorio que habíamos realizado en Chile y el extranjero.

-Y vino el primer levantamiento de capital.

-Sí, en el 2021 hicimos primer levantamiento capital, con eso pudimos desarrollar mejor el negocio, armar la estructura; Pato ya se vino a trabajar el 100% del tiempo acá. Luego abrimos una franquicia en Perú, otra en Argentina, y estos últimos meses, yo diría que los últimos 5 o 6 meses, empezamos a ver qué más había… ¡Primero voy a contar una historia!

-Bueno, vamos con la historia.

-Hace 6 meses postulamos a una aceleradora de negocios que se llama Alchemist Acelerator, que es una de las mejores de Estados Unidos para negocios B2B, y entramos a ese programa. Son súper exigentes, la verdad es que es muy tipo MBA. Tenemos sesiones todas las semanas, toda una tarde y además tenemos una sesión de mentoría y de coaching semanal con tipos que son brillantes. Entonces, nos dimos cuenta que el tema de la solución de la purificación del aire era un nice to have para muchas industrias, porque todo el mundo quiere respirar aire limpio, pero en realidad, ¿cuántos están dispuestos a pagar para tener aire limpio? Entonces, empezamos a pivotear y a buscar justamente qué es lo que hacía nuestra solución con respecto a distintas industrias que están dispuestas a pagar por una solución así, y llegamos a la conclusión de que en la minería había un gran dolor con respecto a todo lo que tiene que ver con el material particulado, por enfermedades laborales como la silicosis, neumoconiosis. Es una industria que hoy es muy fan del bienestar de las personas, la sustentabilidad, etcétera, y nosotros con nuestra solución estábamos disminuyendo 2,4 veces más rápido el material particulado en espacios cerrados y para la minería eso un gran tema. Entonces, empezamos a trabajar en minería con el BlueSense; que ellos pudieran ejecutar la solución en sus dependencias, que el aire estuviera tratado en un espacio cerrado y lograra cumplir con los límites que permite la ley, así se evitarían temas sindicales, licencias médicas, demandas laborales, etcétera.

CLEANTECH

-Gran ayuda el programa para abrir la cabeza, ver nuevos nichos y aplicaciones a lo ya creado.

-Sí, totalmente. Gracias a eso el negocio está tornándose no solamente una solución de hardware, sino que también una solución de software donde nosotros estamos haciendo medición y haciendo analytics con respecto a la calidad de aire interior en distintos espacios, lo que nos va a ayudar a generar data para poder hacer proyectos más adelante. O sea, estamos haciendo un mix donde antes éramos full hardware y siempre buscando modelo de negocio recurrente; y ahora con lo que es el SaS. Entonces, el negocio ha cambiado harto en términos de las soluciones que estamos entregando que son complementarias.

-¿Se definen como una cleantech?

-Sí, una cleantech porque somos desarrolladores integrados de tecnología, entonces, nuestro modelo de negocio está basado en alianzas comerciales con gran despliegue. Por ejemplo, estamos trabajando con un proveedor de la minería muy grande a nivel mundial, el que ya probó la tecnología. Ellos nos van a abrir las puertas a todos sus clientes. Lo mismo con el mundo real state, donde estamos trabajando con una transnacional que es administradora de edificios, desde Estados Unidos para abajo. La idea es poder dedicar una solución a todo el mundo, poder ofrecer nuestras soluciones en distintas industrias, distintas verticales, siempre privilegiando el recurrente mensual.

-La situación pandémica, el tiempo pandémico fue una prueba de fuego para Bluetek, ¿cómo evalúan esa etapa?

-Fue súper bueno para nosotros, porque la pandemia vino a mostrar un problema medioambiental y su impacto social; vino a visibilizar este problema y nosotros estamos convencidos de que el problema de la calidad del aire en lugares cerrados es fundamental para el futuro. El aire interior es hasta 5 veces más contaminado que el mundo exterior, pero nadie se da cuenta porque no se mira, no se toca, no se huele, aunque es un hecho. Entonces, para nosotros trabajar con un principio activo que limpia el aire en el mismo ambiente, no a través de una máquina, porque nos preocupamos de los flujos de los caudales de aire; poder mostrar esa información a través de nuestras líneas y tomar acciones con respecto a esa información, es un gran avance y eso es lo que nos ha hecho escalar el negocio.

Ahora, respecto de la pandemia, es importante decir que ya estamos en la postpandemia, porque muchas empresas tomaban nuestra solución por un tema Covid-19, y nosotros no somos una empresa Covid. Nacimos el 2016, cuando éramos bichos raros que decían te vengo a vender aire limpio. Pero ya no lo somos. Ahora nuestro gran tema es que nos toca educar a las empresas y a las personas sobre cuáles son los impactos de respirar aire contaminado, los impactos que tiene en la gente; los impactos que tienen las empresas. Aunque educar es difícil y lento, estamos convencidos de que el tema de la calidad del aire va a ser un nuevo estándar para todas las industrias.


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Editor Jefe y Cofundador de Tekios. Es periodista y escritor. Especializado en la cobertura periodística de las industrias relevantes en Latinoamérica, fue Editor General de AméricaEconomía para Latinoamérica, y antes, Director de Contenidos del matinal ciudadano de Ecuavisa (Ecuador), y editor en el diario digital El Mostrador (Chile).
Ha colaborado con SOHO (Colombia), Vistazo (Ecuador), LABSnews (Brasil), La Nación Domingo, Fibra y Plan B (Chile), y Rest of World (EE.UU.), entre otros medios.