Por Gonzalo Fuenzalida Zegers, cofundador & Chief Commercial Officer Tranciti.
Cuando el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, Nafta en inglés) entró en vigor hace 29 años atrás, las proyecciones de crecimiento de la industria manufacturera en México eran auspiciosas y se proyectaba que muchas empresas de Estados Unidos moverían su producción a ese país. En parte sucedió, pero ocurrió algo que en esos años recién estaba empezando y que cambió todo: China ya había empezado un proceso de apertura al mundo.
Después de la muerte de Mao Zedong, llega al poder el que es recordado como el arquitecto de la China moderna, Deng Xiaoping, que, con su pragmatismo y su famosa frase «da igual que el gato sea blanco o negro, lo importante es que cace ratones», generó que China se transformara en el principal competidor de México para atraer la inversión del que era y es su principal socio comercial, Estados Unidos.
La tendencia en esos años fue el offshoring, donde muchas plantas fueron trasladadas a China, pero justamente ahora, debido a diversas situaciones, desde el aumento de los costos de mano de obra en el país asiático y la disputa comercial y política entre China y Estados Unidos, se está dando en este momento lo que quizás se pensaba que pasaría hace ya 3 décadas.
El nearshoring ahora toma más fuerza que nunca. Este concepto lo que busca es que la producción esté cercana al mercado consumidor, obteniendo ventajas de tiempo, de aranceles y costos de transporte, entre otros. Lo más increíble de este proceso, es que no solo estamos hablando de que sean las empresas americanas las que se instalan en México, sino que también están llegando las asiáticas, justamente aprovechando las ventajas anteriormente mencionadas.
Es una realidad que los datos de instituciones globales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), son por demás positivos; estamos hablando de México como el país con mayor beneficio por la relocalización en la región, con un potencial de obtener hasta US$35.300 millones al año en exportación de bienes. El reto está en el traslado de operaciones y, sobre todo, una vez asentadas, en encontrar la manera de hacer eficientes tiempos y costos.
La zona norte de México, sin olvidar la región del bajío, en la que destacan los estados de Guanajuato, Querétaro, San Luis Potosí, entre otros, toma un segundo aire y un nuevo brío industrial que augura la generación de empleos directos e indirectos para miles de personas. Estamos hablando de verdaderos clusters industriales, que traen consigo no solo la apertura de plantas dedicadas a ciertas industrias, sino que también de todas las empresas que se forman alrededor para suplir las necesidades de productos y servicios.
El desarrollo económico, humano y tecnológico de esas zonas ya se ha empezado a sentir con más fuerza. Por eso la misión de los gobiernos regionales y federal, aparte de generar las condiciones institucionales para que esto continúe, es el desarrollo de infraestructura para soportar este crecimiento, algo que el gobierno chino le dedicó y le dedica especial atención.
En palabras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público de México el nearshoring sí captará aún más la inversión extranjera directa, pero ¿qué decir en materia de transporte? ¿cuál será la manera más viable y efectiva de llevar a cabo los procesos requeridos?
Es necesario tener un conocimiento profundo de las necesidades de cada organización, empezando por su tamaño, divisiones, así como los objetivos a mediano y largo plazo. Esto permitirá estructurar y digitalizar los procesos de transporte y logística, diseñar planes de rutas inteligentes, contar con inmediatez en la información que se da a partir del monitoreo en tiempo real, y con ello optimizar los costos.
En ese aspecto, en México ya se encuentran las empresas con la capacidad tecnológica para entregar soluciones en la logística del transporte, estas compañías son conocidas como logtechs, algo similar a lo que son las fintechs para el mundo financiero. Ya no se trata de que las ventajas sean solo cercanía y costos de mano de obra más baratos, sino que en nuestra región contamos con las herramientas para entregar un servicio a nivel mundial, cumpliendo con creces las necesidades que puedan tener las empresas para los mercados más exigentes.
Estamos en un momento único, donde México toma con más fuerza que nunca el liderazgo como puerta de entrada y salida de toda Latinoamérica a Estados Unidos. Hace 29 años no estábamos preparados, pero ahora las empresas de nuestro continente están listas para enfrentar este nuevo desafío, por lo que quizás en vez de hablar de irse a radicar a Miami, hay que buscar una casa en Chihuahua.
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