19/06/2025

Interoperabilidad financiera: la clave invisible para cerrar la brecha de pagos digitales

La interoperabilidad financiera permite que diferentes plataformas de pago se comuniquen entre sí, sin importar el banco, app o red que use cada persona. Es clave para facilitar transferencias accesibles, rápidas y sin fricciones.
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En un mundo cada vez más digital, mover dinero debería ser tan fácil como enviar un mensaje. Pero para millones de personas —especialmente en zonas rurales o en comunidades sin acceso bancario— enviar una transferencia o recibir un pago sigue siendo lento, costoso o incluso imposible.

La clave para cerrar esta brecha no está en crear más apps ni en multiplicar las fintechs: está en que todas puedan hablar entre sí. Eso es la interoperabilidad financiera. 

En este contexto, la Fundación Interledger –una organización global sin fines de lucro que promueve sistemas financieros abiertos– impulsa una transformación basada en tecnología abierta que permite conectar sistemas diversos para que cualquier persona pueda enviar, recibir o mover dinero, sin importar la plataforma o el proveedor que utilice.

“Nuestra misión en la Fundación Interledger es construir una infraestructura financiera abierta y global que conecte a todos, desde grandes bancos hasta comunidades rurales, sin importar la moneda o plataforma que usen. Así, cerramos la brecha que mantiene a millones fuera del sistema financiero”, afirmó Briana Marbury, CEO de la Fundación Interledger

¿Qué es la interoperabilidad financiera?
La interoperabilidad financiera permite que distintos sistemas y plataformas funcionen entre sí, sin importar el proveedor. Por ejemplo, muchas remesas que llegan a comunidades rurales sólo pueden cobrarse en ciertos bancos si la persona abre una cuenta. Con interoperabilidad, ese dinero podría recibirse sin trámites adicionales, directo en la plataforma que elija el usuario.?

La tecnología detrás de esta integración es el Protocolo Interledger (ILP). Funciona como el Protocolo de Control de Transmisión o Protocolo de Internet (TCP/IP) del dinero: un estándar abierto que conecta redes financieras de todo tipo —desde bancos hasta criptomonedas, desde fintechs hasta programas sociales— y permite mover valor como hoy se mueve información en Internet.

La interoperabilidad financiera es la base para una economía digital verdaderamente inclusiva. Al eliminar las barreras para mover dinero estamos abriendo la puerta para que más personas participen, innoven y prosperen”, explicó Marbury.

En México, el uso de servicios financieros digitales ha crecido de forma acelerada, pero desigual. Según la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2024, el 76.5% de la población de 18 a 70 años cuenta con al menos un producto financiero formal. Entre las poblaciones más marginadas está el grupo de hablantes de una lengua indígena, cuyo acceso a productos financieros fue del 58.2%.

A nivel regional, México se ha mantenido por debajo de otros países en la proporción de adultos que realizan o reciben pagos digitales. En Perú, esta proporción aumentó del 22.6% al 49.1%, mientras que en Colombia pasó del 32.6% al 52.1%. Por su parte, México experimentó un crecimiento más moderado, pasando del 34.5% al 43.9%, de acuerdo con la última encuesta Global Fidex, del Banco Mundial.

Por ejemplo, en Perú, la app de pagos Yape —desarrollada por el Banco de Crédito del Perú— se ha convertido en un caso emblemático de inclusión financiera digital. Con más de 17 millones de usuarios, permite enviar y recibir dinero con solo un número de celular o código QR, incluso sin cuenta bancaria tradicional. Su interoperabilidad con otras plataformas y su uso extendido entre pequeños comercios han contribuido significativamente a cerrar la brecha digital en el país.

Tecnología que permite la inclusión financiera sin fronteras
El Protocolo Interledger permite construir una infraestructura financiera interoperable, especialmente útil para poblaciones que utilizan plataformas distintas a las bancarias tradicionales, como personas migrantes, trabajadores informales, mujeres sin acceso a crédito o comunidades con conectividad limitada.

Nuestro objetivo no es sólo mejorar la infraestructura de pagos, sino ampliar el acceso a derechos digitales esenciales”, señaló Marbury.

Según los resultados de la última encuesta Global Findex, el acceso a pagos digitales y dinero móvil reduce en 9% la probabilidad de que las mujeres caigan en la pobreza y aumenta su consumo en un 18.5%. Además, durante la pandemia, las MIPYMES conectadas a sistemas de pago digitales —que representan el 99% de las empresas en América Latina y el Caribe— fueron más resilientes y lograron incrementar sus ventas entre un 20% y un 30%.

Desde 2020, la Interledger Foundation ha otorgado más de 190 subvenciones en más de 40 países, apoyando proyectos que construyen caminos para una infraestructura financiera abierta y descentralizada. Con su enfoque en estándares abiertos y asociaciones multisectoriales, la Fundación promueve el concepto de un Internet de las Oportunidades, donde todas las personas puedan participar activamente en la economía digital sin restricciones tecnológicas o económicas.

“Interledger está diseñado para resolver un problema poderoso”, explicó Marbury. Integrar fintechs, bancos tradicionales y plataformas sociales bajo estándares abiertos como ILP es clave para que el ecosistema funcione de forma integrada y sostenible”, añadió la experta.

Por último considera que la interoperabilidad financiera no es un lujo técnico.Es la llave maestra para abrir las puertas de la economía digital a millones de personas que hoy quedan fuera por barreras invisibles. Tecnologías como el Protocolo Interledger permiten un nuevo modelo financiero: abierto, accesible, justo”, finalizó Marbury.


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