Utilizará los fondos para lanzar comercialmente su primer tratamiento de semillas de soja en Argentina, y seguir el camino regulatorio en los Estados Unidos y Brasil.
La startup argentina Puna Bio recaudó US$3,7 millones con sus desarrollos que buscan restaurar la salud del suelo con microbios del desierto.
Puna Bio utilizará los fondos para lanzar comercialmente su primer tratamiento de semillas de soja en Argentina; expandir los ensayos de campo para trigo y maíz; y seguir el camino regulatorio en los Estados Unidos y Brasil.
La ronda con exceso de abonados estuvo liderada por AT One Ventures y Builders VC, con la participación de la brasileña SP Ventures y Air Capital, así como el seguimiento de los financiadores presemilla IndieBio (SOSV), GLOCAL y Grid Exponencial.
El equipo fundador de Puna Bio ha descubierto y estudiado durante más de 20 años la vida en la Puna de Atacama de los Andes, un desierto de gran altitud (4500 metros sobre el nivel del mar) lleno de salares, volcanes activos, humedales salinos y suelo desértico, informó Startup Weekly.
«La Puna» es el desierto más alto y seco de la Tierra, con una quinta parte de la lluvia del Valle de la Muerte. Sin embargo, incluso en esas condiciones extremas de suelo degradado, ácido, irradiado por los rayos UV y salinado, hay organismos de 3.500 millones de años de antigüedad que no solo han sobrevivido, sino que han prosperado.
Puna Bio ha escalado a más de 20.000 acres de cobertura de productos para soja en América Latina, utilizando productos de cepa única y mixta. Han obtenido una licencia exclusiva del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina para uso exclusivo de cepas durante 20 años, a nivel mundial, en cumplimiento del Protocolo de Nagoya.
María Eugenia Farías, cofundadora y CRO de Puna Bio, dijo que «al observar la genómica de las bacterias de este entorno hostil, que se asemeja a la Tierra primitiva, o incluso a Marte, pudimos comprender cómo genes específicos generan procesos que permiten a las plantas superar las condiciones de estrés. Esas propiedades se pueden aplicar a los cultivos alimentarios, para ayudarlos a crecer en ambientes similares con falta de nutrientes, condiciones de sequía, cambios drásticos de temperatura y alta radiación UV».
Un tercio del suelo agrícola del mundo ahora se considera «degradado», debido al arado continuo de los campos, el uso intensivo de fertilizantes, la contaminación y la erosión que se produce a un ritmo de hasta 100 veces mayor que la tasa de formación del suelo, según las Naciones Unidas.
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